martes, 26 de enero de 2016

Complejo de OuLIPo



Todo hijo es una extensión de su padre. Eso pensó el capitán Sánchez cuando vio a su pequeño jugarse la vida en plena tormenta. Con la tripulación apiñada a estribor, fue el único que tuvo arrestos para recuperar la jarcia, haciendo equilibrios sobre la borda. Si el novato, además, conseguía con su acción enardecer al resto, aún tendrían una oportunidad.

Desde que zarparon lo estuvo observando a distancia. No había trato de favor en su barco. Pese a su juventud se mostró muy desinhibido en las maniobras, pero con esta acción le demostró que además podía ser un líder; un buen capitán.

Sin duda era hijo suyo. Los rumores sobre su paternidad eran meras habladurías de salón, animadas con el único interés de desprestigiar al único capitán de navío sin título nobiliario.

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No quería en convertirse en adalid de la lucha de clases. No dentro del ejército, no casado con una noble que hacía equilibrios para ser aceptada en un entorno tan liviano. La alta sociedad no necesitaba señalar con el dedo al repudiado, le bastaba con no cursar su invitación para el próximo baile.

A bordo todo era más fácil, podía preservar su identidad sin ser enjuiciado. Y aunque nadie ponía en duda sus órdenes, trataba en lo posible ser didáctico con sus subordinados, sabedor que además de su lealtad, debía contar con su respeto.
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El barco se deslizaba ahora por la ladera de una inmensa ola que amenazaba con engullirlo. Aún se encontraban a merced de la tempestad, pero agotarían todas sus opciones. Tenían que desprenderse de toda la carga. Un grupo de marineros, con el rostro crispado por la ansiedad, acarreaba una de las balas de algodón que transportaban para lanzarla por la borda. Si el agua llegaba a la carga, el barco se transformaría en una inmensa plomada.

Por un momento interrumpió los gritos y las maldiciones, y fijó la vista en el oso panda disecado que había ordenado encadenar al palo de mesana. Presentaba un aspecto aterrador, erguido, en postura come-hombres. Los relámpagos lo convertían ahora en una criatura infernal, por lo que muchos preferían enfrentarse a la providencia de las olas que a sus ardientes ojos amarillos.

En eso consistía su verdadero encargo: recoger el obsequio con el que el gobernador de Filipinas pretendía ganarse el favor de su alteza Real Don Carlos III. Un ejemplar único para su recién inaugurado Gabinete de Historia Natural. A cambio pretendía su patrocinio para su proyecto más ambicioso: la construcción de una gran catedral de estilo gótico, réplica de Santa María de Burgos, en plena selva de Mindanao.

La bestia, aún viva, formaba parte de una donación que el embajador chino hizo para el zoo particular del dignatario. Cuando se acabó el bambú, y el oso, este decidió embalsamarlo para decorar el altar de la ermita erigida en honor a San Onofre. Poco importó la airada protesta del párroco. En solo tres años los feligreses rezaban ya al santo mártir, devorado por una bestia bicolor mientras difundía la palabra de cristo, y no por la malaria.

Los favores, corruptelas y sobornos seguían sustentando el Imperio. Y la renombrada ilustración no era más que un baño de latón sobre una nación oxidada. Y allí se encontraban ellos, jugándose la vida en mitad del Pacífico sometidos al vaivén de las olas y a los caprichos de los aristócratas, y con un oso de metro y medio relleno de paja.




Ejercicio: Hacer un relato con las palabras que el equipo elige al azar siguiendo es esquema del Scrabble y que tenga coherencia, a la manera de los juegos empleados por el taller de escritura potencial, OuLiPo. La idea que me he propuesto es hacer un mismo relato en tres partes, utilizando las palabras asignadas a cada uno de los tres grupos solo en cada una de esas partes. Las palabras son:     

1. Desinhibido, interés, estribor, borda, extensión, hijo, duda
2. Adalid, dedo, fácil, identidad didáctico liviano
3. Algodón, ansiedad, ladera, gótico, oso, donación, nación

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