jueves, 4 de febrero de 2010

y si me tocas te mato


Quienes, como yo, tienen cierta experiencia en esto de vivir (que por lo demás no tiene más mérito que el de despertarse cada día para ver que pasa), habrán escuchado la frase que da título a esta entrada decenas, cientos de veces. Probablemente la hayan pronunciado en alguna ocasión.

Utilizada como débil medio disuasorio ante la falta o ausencia de diplomacia, la he oído, en DO alto tembloroso, en la boca del esmirriado de primer curso en contrapicado ante el matón trirepetidor de COU; en la del macarra ebrio de pastillas y otros derivados al más macarra anabolizado con pinganillo de pega; hasta en la del cincuentón enrojecido a base de carajillos ante una ficha de dominó encasquetada con arte dudoso.

Entiendo la amenaza como un dispositivo de defensa de quien se cree inferior en un enfrentamiento en las que tiene las de perder. Una vacua amenaza para dotarse de cierto grado de confianza. El prostero intento de dejar alto el pabellón, aún manifestado a 20 metros de distancia o ya en plena retirada "estratégica", sin riesgo para el oponente.

Claro que si quien utiliza la dichosa frase es un tipo con cazadora planchada por un tren de mercancías y afeitado con una podadora, llamado Joe Hallembeck, alias el Ultimo Boy Scout, cuidado, mucho cuidado. Y si te pide un cigarrillo, si te pide fuego, no le des otra cosa. Se presto y diligente, porque si se enfada.... Bueno, mejor pincha este enlace:


Tienes un pitillo?/Pitillo? si claro toma un pitillo/Tienes fuego?/Si, tengo fuego. Eh, muchacho, crei que eras un tipo duro. Ves Pablo? No es tan duro./Se me ha caído el pitillo, me das otro?/Claro, como no/ Me das fuego? Y si me tocas te mato......

El Último Boy Scout (The Last Boy Scout, Tony Scott, 1991) es un filme atípico. El guión es malo, la historia inverosímil, los personajes trillados, las interpretaciones flojas, la banda sonora estridente, la fotografía videoclipera, etc. Con tanto lastre es imposible mantener la línea de flotación. Sin embargo el tono canalla, la profusión de diálogos soeces, y ese aire de no tomarse a si misma en serio, hacen de ella una película fantástica, una cult movie de reducido espectro para quienes como yo apreciamos la diversión como valor en el cine. Entre ellas incluyo El Ultimo Gran Héroe y Demolition Man, sobre las que me extenderé en otra ocasión si algún cinéfilo purista no me espolvorea con cal.

"Si me tocas te mato" pasa a formar parte de esas frases míticas pronunciadas por sujetos de dudosa talla moral pero en cierto sentido admirados. Personajes mitológicos que serían despreciados en la vida real, ensalzados por concentrar los focos, o quizás porque exhiben sin tapujos ese pequeño fascista que todos llevamos dentro. Por citar alguno el "Alégrame el día" de Harry Callahan (Dirty Harry, Don Siegel,1971) y el "Me hablas a mi" de Travis Bickle (Taxi Driver, Martin Scorsese, 1976).

Y es que esta es, posiblemente la película más chula de la historia del cine (chula de chulesca, no de chulada). Creo que su guión fue el mejor pagado en su día, lo cual tiene su mérito dado el nivel y teniendo en cuenta que tres cuartas partes del mismo son tacos y el resto tópicos, aunque hay que reconocerle el mérito de dejar algunas frases para la historia, tales como:

- Calentándomela un poco Mike?
- Cómprate un perro.
- Ahora todo lo que hago es perder amigos beber y tirarme a todo lo que respire.
- El cielo es azul, el agua moja y las mujeres tienen secretos, a quien coño le importa.
- ¡Mierda, Joe! ¡Nos está dando una paliza un académico de la lengua!.
- Te lo juro por Dios, si sobrevivo a este puto caso, voy a ponerme a bailar.
- Eres el tío mas tonto del mundo Joe, porque intentas salvar la vida del tío que arruino tu carrera e intentas vengar la muerte del tío que se tiraba a tu mujer.

Bonitas, ¿verdad?. Pobre Joe Hallembeck, le ha tocado ser investigador privado, profesión por lo demás muy demandada en el cine (de hecho en Los Ángeles debe de haber unas páginas amarillas exclusivas para ellos). Obviamente su vida es un desastre, nadie parece quererle y si alguien lo quiere, lo quiere muerto.

Por definición el investigador privado ha de ser un hombre amargado, alcoholizado, expulsado con deshonor de la policía o el ejército, sin familia ni amigos, repudiado, utilizado y amenazado por todos. Supongo que el guionista o escritor que crea al investigador aplica la máxima de que alguien que vive de la vida de otros no puede tener vida propia, y si la tiene ha de ser desgraciada, porque está mal hurgar en los orificios, y más en los ajenos.

Por lo demás, ¿se imaginan como sería el feliz breakfast de la familia Spade, o Gittes?:

- Buenos días papá, ¿de donde vienes, porque no has dormido en casa?

- Nada, he estado haciendo fotos a una ventana de un burdel por encargo de una cornuda desde la terraza de un laboratorio de crack, antes he tenido que arrancarle tres dedos a un informador, sobornar al sereno y pasar un ratito por el calabozo a saludar a los colegas, ¿me pasas la mantequilla, el maíz se está enfriando.....

- Deja tranquilo a papá. La próxima vez ten más cuidado, ya sabes que las manchas de sangre y vísceras no hay quien las ponga en luz, cariño. ¿Te importa llevar a los niños al cole?, tengo una jaqueca horrible....


miércoles, 3 de febrero de 2010

Prólogo


Toda historia tiene un comienzo, y esta se inicia con un final.

Cuando el jefe Martin Brody y el oceanógrafo Matt Hooper emprenden el viaje de regreso a Amity entre restos del gran blanco y del Orca (el pesquero del capitán Quint), chapoteando en su precaria balsa de bidones y aparejo, el primero le comenta al segundo:

- Antes yo odiaba el agua, ¿puedes creerlo?.

Con esa frase finaliza el filme Tiburón (Jaws) en su traducción española y ese es el título que he elegido como título de este, mi primer blog. No es tan famoso como el de Casablanca, pero si menos manido.

He de reconocer que de inicio pensé en otra frase del guión, aquella (también del jefe) de "necesitamos un barco más grande", pero un avispado cinéfilo se me adelantó. No le guardo rencor, bueno solo un poco, pero reconozco desde aquí su buen gusto y prometo visitar su página, solo de vez en cuando.

La elección del título puede llevar a equívocos, puesto que yo en realidad nunca he odiado el agua, salvo en los gélidos días que toca ducha. Reconozco, eso sí, que siendo niño asociaba el baño en la playa con una orgía de sangre y muerte provocada por un gran tiburón blanco, primo hermano de Carpanta. Dichos temores podrían estar justificados en una playa australiana o caribeña, pero que un bicho de esos se adentrara en pleno Mar Menor.....

Y es que con Tiburón pasa algo curioso, pero no único. Cuando la ves de niño es una película de terror que alimenta tus miedos pre racionales. De los 16 en adelante se transforma en esa peli de aventuras que disfrutas una y otra vez. Y a los 30 y tantos te das cuenta que forma parte de tu vida, que eres en parte Brody, que tienes algún rasgo de Hooper o que querías ser un poco de Quint. Es también la aventura, el mar y la amistad. Supongo que envejeceremos juntos, más bien envejeceré junto a ella, a la espera de descubrir en cada diálogo, en cada gesto, un motivo para seguir venerándola.

Para terminar con este prólogo, una declaración de intenciones, que se perderá, como lágrimas en la lluvia, en la segunda entrada de este blog: plasmar opiniones y pensamientos propios utilizando referencias cinéfilas y/o literarias a modo de catalizador, aunque solo sea como punto de partida, o de llegada, como en esta la primera entrada.

Y no hay nada más que contar aparte de eso: el agua moja, el cielo es azul y el viejo demonio, Jimmy, anda por ahí suelto y cada día es más poderoso.....