jueves, 29 de enero de 2015

la última copa


- No creo que pueda pedirse mucho más para ser un lunes por la tarde. Y alzando el vaso de whisky de malta de doce años festejó un brindis con sus réplicas, que imitaron el gesto al otro lado del espejo fracturado. En el ámbar, a contraluz, se desplegaron unos hilos carmesíes. Rebuscado con la lengua en el interior de la boca se extrajo una muela casi intacta, y con ella en la mano comenzó a preparar una excusa convincente para su madre.

viernes, 16 de enero de 2015

La maldición


—Usted es el primero que la abre. El sello que protegía la urna se ha roto y la maldición del faraón Sethnakht caerá sobre usted y sus descendientes. Sus ojos se licuarán, su carne se desgarrará y sus órganos hervirán en vida. Y usted será el último, antes verá morir consumidos, sufriendo la más terrible de las agonías a su mujer e hijos, a todos sus seres queridos y hasta sus conocidos. Todos muertos. ¿No tiene efectivo?, no aceptamos tarjetas.
—¡Hay! pues va a ser que no. 

Post mortem

Usted es el primero que la abre. Mire a ver si encuentra unas pinzas.

 
Protocolo    


Usted es el primero que la abre. Siga las instrucciones de los indicadores. Antes de desbloquear cada compuerta compruebe el estado del aire. Recuerde: rojo peligro biológico. Las instrucciones no pueden ser más claras. Sencillo, es una suerte que mi madre me convenciera que ser daltónico no me causaría grandes dificultades.

jueves, 8 de enero de 2015

la reliquia


Inmediatamente pedí que cerraran la tapa del ataúd. En mi mano derecha oprimía el guardapelo que un minuto antes adornaba el pecho de Leonor Reverte. La joya de la familia, de antigüedad y valor incalculables no iba a correr el mismo destino que la última de su estirpe.

— Les puedo garantizar que nadie perturbará el descanso de su pequeña — Les dije a los afligidos padres con mi voz más piadosa. — Me encargaré personalmente de todo el sepelio. Ahora, si me disculpan...

Conteniendo un incipiente temblor pasé al despacho contiguo. Contemplé absorto la reliquia, la besé, la acaricié con mi mejilla y caí desplomado entre estertores y lágrimas. 

jueves, 1 de enero de 2015

agujero negro


Sin saber por qué. Le di un puñetazo. En ese momento el tiempo se estiró, como si un agujero negro hubiera aparecido en mitad del jardín. La nube de globos se quedó clavada en mitad de la piscina. El rostro de mi madre fue adquiriendo tonalidades vampíricas. Dingo hizo una cabriola en el aire y el tío Damián un efusivo saludo roquero. Hasta la ceja izquierda de mi padre amagó una tentativa de expresión. El ruido del chapuzón volvió a equilibrar las leyes del tiempo y anulo las del sonido. Solo pude decir: Mamá, sabes que odio a los payasos.