
- No creo que pueda pedirse mucho más para
ser un lunes por la tarde. Y
alzando el vaso de whisky de malta de doce años festejó un brindis con sus
réplicas, que imitaron el gesto al otro lado del espejo fracturado. En el
ámbar, a contraluz, se desplegaron unos hilos carmesíes. Rebuscado con la
lengua en el interior de la boca se extrajo una muela casi intacta, y con ella
en la mano comenzó a preparar una excusa convincente para su madre.
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