
Había escrito cien veces: te quiero. Con su vieja
Olivetti Lettera 32. Cinco centímetros y medio para margen, encabezado y pie.
Cinco te quieros por línea, veinte líneas. Página número 89. Al extraer el
folio del carro para colocarlo en la ordenada pila de papel, situada a 30
centímetros de la máquina y a treinta centímetros del borde de la mesa,
descubre, contrariado, que el segundo te quiero de la decimotercera línea
aparece, de nuevo, en color rojo.
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