sábado, 13 de marzo de 2010

tomare lo mismo que ella


Con esta frase finaliza una de las escenas más recordadas del cine contemporáneo. Como ha sido emitida, imitada, parodiada y homenajeada hasta la saciedad, no debería ser necesaria referencia alguna. En fin, como siempre quedará algún despistado, algún pobre infeliz que no haya disfrutado de esta maravilla, aclarar que esta frase, escena y fotografía pertenecen a Cuando Harry encontró a Sally (When Harry met Sally, Rob Reiner, 1989), la comedia de referencia de los 80/90, una de esas películas que forjan tu personalidad o forma de ver la vida (vamos, como La matanza de Texas).

Aquí dejo un breve enlace con parte de la secuencia para quien quiera ponerse en antecedentes.


Yo también pediría lo mismo, que conste. Aún siendo brillante no es, para mi gusto, el mejor momento del film, de hecho hasta le he cogido cierta manía por saturación. Parece que la película se redujera a esta única escena, y siempre tiran de ella cuando hablan de sus protagonistas. Siendo la más recordada, me parece injusto tanto reduccionismo. El caso es que debió ser una conmoción en su época, porque que en una comedia norteamericana para todos los públicos se hable de sexo, del método Stanislavsky aplicado al orgasmo, con actuación en directo incluida debió hinchar muchas venas. Seguro que hasta crearon un Lobby del estilo prodefensadelamoralylasbuenascostumbres de esos que tanto abundan en usamérica para parar su proyección.

Cuando Harry encontró a Sally es la referencia para la comedia romántica actual (al menos para mi generación, al menos para mi). Dirigida por un Rob Reiner en estado de gracia, su éxito radica en el guión de Nora Ephron. Si el primero siempre ha destacado es por su oficio (Cuenta Conmigo, El Presidente y Miss Wabe, Algunos Hombres Buenos, Misery...), y cuenta con otra joya en su haber (La Princesa Prometida, 1988), la segunda perdió su frescura e ingenio en proyectos menores nutridos a la sombra de este gran árbol (véase Algo para Recordar, Tienes un e-mail..., ambas adaptaciones/ homenajes de clásicos, también con Meg Ryan).

En cuanto a los actores, están tan bien que ha determinado el resto de sus carreras. De hecho se hace difícil ver a Willy Cristal en otro rol distinto a Harry Burns. Bueno, también es reconocida su contribución como maestro de ceremonias de los Oscars. De hecho hasta co-escribió y dirigió Olvídate de París (Forget Paris, 1995), que parece casi una continuación de esta. A mi me encanta, quizás por ser una rareza, pero si alguien logra encontrarla por ahí debería verla sin prejuicios.

Para Meg Ryan, Sally Albright marcó su encasillamiento definitivo en la comedia romántica, si bien en papeles mucho más insulsos en películas menores (salvo quizás French Kiss de Lawrence Kasdan). Y es que espectadores y lectores somos al menos un poco mitófagos. Cuando una película o historia nos llena, la entronizamos, la ponemos en un pedestal, y con ella a sus autores. Por contra no soportamos ver esas caras en otros roles (una traición a su recuerdo), tampoco nos los creemos en otro personaje (una traición a nuestra inteligencia). Para nosotros ese actor siempre será un personaje que a veces se disfraza de otro para sobrevivir, al que amamos y que solo a veces perdonamos.

Volviendo a la película y al leit motiv de esta: Los hombres y mujeres no pueden ser amigos. Para quienes no hayan visto la peli dejo este enlace y reproduzco dos diálogos de la película sobre el tema:
Año 1.977, entre Chicago y Nueva York....
H: Por supuesto te darás cuenta que nunca podremos ser amigos.
S: por qué no?
H; Quiero decir, y eso no es una artimaña de ninguna calase forma o manera que los hombres y las mujeres no pueden ser amigos, porque siempre se interpone la parte sexual.
S: estas equivocado, yo tengo muchos amigos varones y para nosotros el sexo no cuenta para nada.
H: No es cierto, solo tu crees que es así
S. Insinuas que me acuesto con todos mis amigos sin ni siquiera saberlo?
H: No lo que insinúo es que todos ellos quieren acostarse contigo.
S: No es cierto, y tu como lo sabes?
H: Porque ningún hombre puede ser amigo de una mujer a la que encuentre atractiva, siempre quiere acostarse con ella.
S. O sea, que según tú un amigo solo puede ser amigo de una mujer si no la encuentra atractiva.
H: No, tu también puedes querer acostarte con ellos
S: Y que pasa cuando no quieren acostarse contigo?
H: eso no importa, porque el sexo siempre está presente, por lo que la amistad se ve condenada, y ese es el fin de la historia.
S. Entonces tu y yo nunca seremos amigos, y es una lástima, eres la única persona que conozco en Nueva York.
.....Y 5 años más tarde, en la cinta transportapersonas de un aeropuerto:
S: Pensaba que tu creías que un hombre y una mujer no podían ser amigos
H. Yo nunca he dicho eso. Si tienes razón, no pueden ser amigos, a menos que estén comprometidos con otra persona, entonces si. Es una enmienda a la anterior regla. Si cada una esta comprometido la posibilidad de una relación entre ellos se desvanece. No tampoco da resultado porque la persona con la que mantienes la relación no entiende porque necesitas ser amigo de otro de sexo contrario ya que eso significaría que la relación adolece de algo y lo buscas fuera de dicha relación y cuando dice. “No es cierto, nuestra relación no adolece de nada”, la persona con la que mantienes la relación te acusa de sentirte atraído en secreto por otra que solo es amiga, coso que quizás sea cierta. Pero en fin, a quien queremos engañar, admitámoslo, lo que nos lleva a la regla antes de la enmienda que dicen que los hombres y las mujeres no pueden ser amigos. Quedamos para esta noche?
S: Harry, adiós
Habrá que concluir que Harry tenía razón, visto como acaba la historia. Luego un hombre y una mujer pueden ser amigos de alguien al que consideran atractivo cuando ambos están en período de entre-relaciones, no han sido ellos quienes han roto el vínculo y no se encuentran ávidos de emparejamiento, y aún así habrá dudas al respecto. La cantidad de malentendidos y sufrimiento que nos ahorraríamos en el devenir de nuestro aprendizaje emocional si las relaciones hombre/mujer se atuvieran a unas reglas cuantificables e invariables, que pudieran ser impartidas aún como asignatura optativa. Ahora, ¿en qué emplearíamos el tiempo que dedicamos a aclarar nuestras emociones?, ¿son precisamente esas heridas las que nos marcar y determinan nuestra personalidad?, ¿seríamos más felices?
Si de algo se nutre la mayor parte de las historias es de amor, sexo y amistad. Quizás porque son los ingredientes que más juego dan a un buen narrador, quizás porque son los tres elementos que nutren nuestra vida, quizás porque echamos en falta alguna de ellas o no alcanza la cota que esperábamos.
Las relaciones afectivas (amor, amistad) son esquivas y complejas, el sexo es más sincero y básico. La primera comprende a la segunda, por mucho que se intente negar (si quieres acostarte con alguien lo aprecias al menos un poco, ya por amor, por físico, por oportunidad o por simple necesidad). Si bien es mucho más sencillo identificar ese deseo que definir los sentimientos hacia alguien. Relaciones enmarcadas en el ámbito de la amistad tienen ingredientes matrimoniales, y viceversa. El amigo íntimo siente celos de la nueva pareja de su hasta ahora leal camarada; el cónyuge que lo comporte todo con su amigo/a no es capaz de ser sincero con su pareja.
El deseo de compartir toda tu vida, emociones y sentimientos con una persona se contrapone a la necesidad de mantener el entramado de relaciones que hemos tejido durante toda nuestra vida, para descubrir que estas están amarradas a puerto con lazo marinero, muy sólido si, pero que se desmadeja con un leve tirón. La corriente y la marea hacen el resto.
Un difícil equilibrio que no todo el mundo es capaz de sobrellevar, continua fuente de conflictos y discusiones. Al final habrá que hacer caso de los sabios y los profetas. Si John Lennon gritaba aquello de All you need is love y Jesús matizó la severidad del Antiguo Testamento con lo de Dios es (el) amor y amarás al prójimo como a ti mismo, habrá que concluir que el amor es una necesidad y aspiración básica para todos (un derecho de los de la sección I del Capítulo II) y que amar a alguien es desearle siempre lo mejor, aunque nos joda. Eso en la teoría claro, porque uno mira los preceptos básicos de la mayor parte de las religiones y en lo que se han convertido....Y bueno, así nos va.
Habrá que llegar a una conclusión básica:lo más importante es querer y ser querido. Porque cuando te das cuenta que quieres estar el resto de tu vida con alguien deseas que el resto de tu vida empiece lo antes posible.

2 comentarios:

  1. Hola primo... ¡me encantó esta peli! y veo que también a ti... En cuanto tenga 2 horitas empiezo a leerte desde el principio, jejej.
    un abrazo!

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  2. Me está gustando mucho lo que estoy leyendo
    " el problema de la distancia es la insensibilidad"
    Sigo leyendo el resto y te cuento
    Saludos!!!!!!

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